Una bella música me sirve de fondo para serenar mi pensamiento antes de entregarme al descanso esta noche. El Señor Johann Heinrich Schmelzer con una sonata para violín solista –entre otras obras- nos legó una armonía que evoca hermosos recuerdos.
El reloj marca la medianoche y da la bienvenida al nuevo día.
Imágenes de paz llegan a mi mente, como la de la emoción por el baño vespertino en mi niñez. Nada podía distraer entonces la felicidad que llenaba la vida, todo estaba completo y en su lugar.
Ha pasado el tiempo y a la felicidad redonda de la niñez le han seguido en mi vida felicidades cuadradas, triangulares, octogonales y de otras muchas más geometrías posibles. Hoy mi felicidad es esférica.
Los miedos irracionales del pasado se fueron transformando en racionales y ahora son evidentes entrando en vías de extinción.
Lo que mi alma repelía naturalmente en el inicio ha encontrado hoy su razón de ser y ha nacido la causa clara de ese rechazo.
Los misterios –esos dogmas inaccesibles a la razón- hoy han quedado desvelados. Mágica acción de la edad que tengo y del tiempo que me ha tocado vivir. ¡Qué maravilla!
Caminando en el foyer de la verdadera libertad, tocando el dintel del campo invulnerable, viéndome portar el atuendo del mago creador vivo con gran satisfacción este tiempo. Me asumo como el artista autor de mi propia vida.
¡Cuánto ha quedado atrás!
Autor: Fernando Jorge Garcia Asomoza
Tzakapu, Michoacan.