Hechos en México.
En la tarde de este dieciséis de septiembre escucho la emblemática obra del repertorio sinfónico mexicano Huapango de José Pablo Moncayo García. Momento que conforma un buen ambiente para reflexionar sobre la esencia de lo que es la libertad y lo que es ser héroe.
Todos tenemos sellos indelebles y los mexicanos tenemos muchos. Algunos nos convendría hacerlos delebles.
Somos seres emocionales, total y terriblemente emocionales; ¡la emoción nos gana siempre! Para esto parecemos no tener remedio. Si nos tocan la emoción logran lo que quieran de nosotros. Y para tocar nuestra emoción están muchos símbolos, actos y palabras, vaya que sí.
Por esa excepcional capacidad de emocionarnos y de como ella se refleja en nuestro folclore y cultura nos conocen –o desconocen- todos los demás pueblos de la tierra.
Un día especial en nuestro calendario mexicano es el que comienza el quince de septiembre por la tarde noche y termina en la tarde del dieciséis ya que la mayoría tenemos encima mucha fiesta, demasiada emoción –alegría- y harto cansancio como para seguir de pie y nos vamos a dormir.
En esta gloriosa fecha los mexicanos celebramos a ritmo de Banda, de Marimba, de Jaranas, de Mariachi, de tambores, cornetas, silbatos y matracas la independencia nacional. ¿En verdad México es libre, independiente y soberano? ¿Algún país –cualquiera que este sea- en verdad puede ser y es libre? Más aún ¿el hombre es libre? ¿Es verdaderamente libre el hombre?
Verdad o mentira, INDEPENDENCIA Y LIBERTAD {así estaba escrito en el canto de la moneda de un peso de plata} en perspectiva caminamos como individuos y naciones en el devenir de la historia; esta frase parece haber salido del célebre programa radiofónico mexicano La hora nacional.
Hablemos ahora de los héroes. El héroe es a la historia lo que el santo es a la religión.
Más que hombres y menos que dioses según la mitología antigua los héroes eran hijos de un dios o diosa y de un ser humano.
A mí me gusta ver como héroes de verdad, heroínas de carne y hueso a todos los que se toman en serio y se respetan a sí mismos y a los demás, esto a grado tal que destacan en su trabajo y en sus acciones en beneficio de todos. Así, un héroe es quien siembra con definitivo esfuerzo, con tesón; y llegado el tiempo de cosecha dedica otra vez no poco esfuerzo a levantar y recoger el alimento que la tierra da para todos. Heroína es una madre responsable que todos los días se entrega a la faena de sacar adelante a su familia.
Héroes de todo tipo y edad son los que de manera anónima -y muchas veces solitaria- trabajan y crean soluciones para remediar los problemas de todos. Para llevar a cabo lo necesario para el bienestar de su comunidad.
El héroe pasa a nuestro lado y se cruza con nosotros innumerables veces al día sin pedirnos nada.
Finalmente el héroe está dispuesto a comenzar de nuevo todas las veces que sea necesario en su afán de ver el resultado de su trabajo, de su idea, de su proyecto.
Muchas cosas que disfrutamos a todas horas y en todos los lugares son el resultado de hechos heroicos. Será bueno saber apreciarlo y mucho agradecerlo.
En México nos encantan los desfiles y desde
luego estos nos tocan especialmente el recuerdo de gestas heroicas de épocas
pasadas y de acciones de apoyo a la vida diaria en desastres, pues ahí marchan
frente a nosotros los héroes vivos y actuantes como los bomberos, las
enfermeras y el personal de limpieza municipal entre otros. ¡Qué emoción verles
desfilar! Van luciendo sus uniformes y con paso marcial al ritmo de sus propias
bandas de guerra, o cantando sus sentidos himnos que no dejan la emoción sin efervescencia.
“México, creo en ti, porque si no creyera que eres mío el propio corazón me lo gritara, y te arrebataría con mis brazos a todo intento de volverte ajeno ¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!”
Ricardo López Méndez
ÍÎÏÐ Ë ÑÒÓÔ
Autor: Fernando Jorge García Asomoza.
Tzakapu, Michoacan.