domingo, 13 de octubre de 2013

¡Jubílate ahora mismo!

 
¡Lourdes lista para pescar!


Sí, ¡jubílate ahora mismo!

Cuando a mis 18 años me enteré de la jubilación de mi querido Tío Pepe a sus 50 años, lo primero que pensé fue: ¡Qué maravilloso! Ahora mi Tío Pepe podrá hacer todos los días -y a toda hora- exactamente lo que desee. Me puse a imaginarlo saliendo a pescar de madrugada cualquier día, o lo contrario; durmiendo tarde –hasta la hora que él decida- también cualquier día; disfrutando la construcción de sus maquetas de trenes, o pintando, desvelándose a placer; o jugando dominó o baraja con otros felices jubilados con su sabroso whisky escocés a un lado, sin importar nada; si acaso, la hora de la comida si se siente hambre. Esta era una noticia real, pero parecía surgida como del país de las maravillas; o propia de un deseo cumplido por el Genio de la Lámpara de Aladino. El precio de esta maravilla llamada jubilación era: más de treinta años de trabajo fecundo y creador.
De inmediato un desánimo se apoderó de mí, apenas iniciaba mi vida de formación universitaria… Y después, cuando menos 30 años de trabajo permitirían que pudiese jubilarme y usar mi caña de pesca todos los días. ¡Qué barbaridad! Habría que esperar algo así como 35 años para poder hacer lo que más me gusta y cuando yo quiera, pensé.

Decidí que no iba a esperar todos esos largos años para hacer lo que yo quería y a la hora que quería hacerlo, ¡decidí jubilarme en ese mismo momento! Y me prometí a mí mismo hacer lo que más quería y vivir la aventura de mi vida desde la autogestión, asumiendo todas sus consecuencias. Creo que la idea central fue la de responsabilizarme de mí mismo. Ahora -a mis primeros 56 años de vida- puedo con gran alegría y gran satisfacción felicitarme por esa sabia decisión: ¡Jubilarme a mis 18 años!

Con Lourdes mi maravillosa esposa -también jubilada desde hace muchos años- la jubilación ha cobrado una dimensión mayor y más plena, pues nada nos impide (aunque la vida a veces parece desencadenar tormentas) llevar a cabo nuestros anhelados planes y proyectos. Lourdes, sabia como es, siempre lleva a la mano las cañas, los convenientes avíos de pesca y una rica botanita con buen vino para el camino. Definitivamente en la cara se nota nuestra condición de jubilados, la gente nos lo dice abiertamente: ustedes están jubilados, ¿verdad que sí? Y a más de uno al preguntarles ¿por qué se han dado cuenta de que estamos jubilados? Nos han contestado: porque se ve que hacen sólo lo que les da la gana. Fantástica es esta condición de jubilado, en verdad te invito a reflexionar seriamente sobre tu propia jubilación. ¿Vas a esperar a tener 65 años o más? ¿Vas a esperar que otros te permitan jubilarte? Yo sinceramente te recomiendo: no dejes pasar más tiempo, ¡jubílate ahora mismo!

 
Autor: Fernando Jorge García Asomoza