jueves, 11 de febrero de 2021

Con un dedo... -Y sólo uno para llevar toda la vida-

 
Es importante navegar muy atento
 y llevar las dos manos en el timón

 
La actual Alta Tecnología nos facilita las cosas en grado superlativo y también al fascinarnos nos distrae, enajena y despersonaliza. De esto no fácilmente nos damos cuenta, pues su hechizo es en verdad grande.
 
Hoy son posibles cosas que nunca hubiésemos creído en el pasado. Por ejemplo, una vez diseñado un edificio de alta complejidad, como un gran Hospital General de primer orden e importancia -desde luego por procedimientos asistidos por computadora-, le bastan a un sólo hombre tres o cuatro horas para generar la totalidad de los planos necesarios para la construcción de ese edificio. Y estos planos además estarán disponibles con metadatos a cualquier hora, en cualquier lugar del mundo, para cualquier operario que los requiera. Esto hace un cuarto de siglo aún con las computadoras de ese entonces hubiese requerido decenas de dibujantes durante varias semanas. Así son hoy las cosas y buena parte del trabajo especializado. 
 
Ninguna área de nuestra vida escapa a esta magia tecnológica. Tiene tanto control que nos abruma.
 
A la última generación de seres humanos les es inimaginable como pudo haber sido antes la vida, sin las computadoras.
 
Ahora las personas muy cultas en la Alta Tecnología ya dudan de lo físico, de lo natural; no creen nada que no les diga el Señor Google o la Señora Internet. A ellos le preguntan por el norte geográfico, porque ya parecen no confiar en los movimientos del sol para orientarse. Llega a ser ridículo. Llega a ser grotesco, y lo más preocupante: ¡llega a ser peligroso!
 
Sin entrar aquí y ahora en consideraciones sobre la inteligencia artificial y la computación cuántica, a las que ya es vital y necesario dedicarles muy fina atención y ponerles coto; es muy importante reflexionar sobre ¿quién dirige y controla a quién? Los seres humanos a las maquinas, o estas a los seres humanos. Esto no es de importancia menor, pues ya estamos viviendo y padeciendo las trágicas consecuencias de esto.

¡Hoy la información lo invade y penetra todo! Y lo peor es que la mayor parte de esa información es por la velocidad con que se genera muy pronto obsoleta o definitivamente mentirosa e inútil.
 
La privacidad parece ser un concepto en vías de extinción.
 
Te invito a reflexionar sobre la calidad de tu vida actual. ¿En verdad es ya un hábito, un triste vicio no poder despegarte de tu teléfono celular? ¿Es por lo tanto más “inteligente” tu teléfono que tú? ¿Sabes cuándo apagarlo? ¿Puedes salir a pasear tranquilo sin llevarlo contigo? ¿Puedes apagarlo varias horas antes de irte a dormir, para relajarte y bien descansar en un sueño realmente reparador?
 
¿Has descuidado tu desarrollo personal en múltiples áreas trascendentes de tu vida? Como la familia, los
nutrientes y muy necesarios amigos, el trabajo, la sana diversión en juegos y pasatiempos no digitales, en disfrutar del arte, en trabajos manuales que son tan necesarios como gratificantes.
 
Es ineludible parar esta inercia y meditar sobre lo más importante; sobre la esencia de nuestra vida para retomar el rumbo correcto.
 
A partir de hoy no tomemos el teléfono tan pronto como despertamos. Permitámonos iniciar nuestro
bendito día con la liturgia y reverencia que nuestro Ser merece. ¡Orando, meditando como la primera actividad, nuestro día será mucho mejor!
 
Una vez conectados y nutridos con lo trascendente sigamos la agenda de nuestro día, con todos sus detalles, deberes y satisfacciones.
 
En el desarrollo de nuestra faena revisemos, usemos y generemos todos los datos y trabajos que sean necesarios; y si para eso es conveniente el teléfono; utilicémosle con alegría.
 
Mantengamos comunicación con todos los seres que nos son importantes, muchos de ellos sólo accesibles por la tecnología mágica que el teléfono pone en nuestra mano.
 
Saber distinguir entre importante, necesario, conveniente y secundario, de mínima importancia, o superfluo; nos permitirá jerarquizar nuestra energía, desarrollar bien y en tiempo nuestras actividades.
 
Demuéstrale a la tecnología y en particular a tu telefonito que el inteligente; el que lleva el control de tu vida eres tú y sólo tú. Y una muy buena manera de lograr esto será usar la cabeza, el corazón, todo tu ser; no manejar tu tiempo y lo verdaderamente importante de tu vida desde el celular con un dedo…
 
 
“Seamos realistas y soñemos lo imposible”
 Nacha Guevara

 
Autor: Fernando Jorge García Asomoza


Í Î Ï Ð   Ë   Ñ Ò Ó Ô


Tzakapu, Michoacán