jueves, 14 de julio de 2022

Sobre drones y cabrones

“Es conveniente regresar a las esencias,

 el tiempo de la maldad ya se acabó.”

 

¡Vivimos un tiempo de bendición!

Nunca como hoy conviene hacer un alto en el camino, serenarnos, salir de la inercia y reflexionar sobre lo que se ha convertido en una rutina sin ningún bien para nosotros, una manera de vivir impuesta desde afuera por entidades que no han buscado nunca nuestra conveniencia y bienestar.

La tecnología es maravillosa es una verdadera forma de magia para transformar nuestro mundo; pero se ha salido de cause y de sentido. En su facilitar las cosas de nuestra vida cotidiana también mucho nos distrae y quizá su pecado más grande ha sido alejarnos de hacer cosas útiles con nuestras propias manos; de hacer arte, de manejar desde nuestra voluntad la propia vida.

Existe una gran cantidad de seres humanos que no viven ya en el presente natural y habitan ciberespacios que sienten a su gusto y conveniencia pero que no favorecen su realización plena como personas; pues para la mayoría sólo existe un trabajo rutinario que parece no exigir usar la cabeza, por lo que actúan como robots y se han atrofiado sus destrezas mentales y motrices. Esto es especialmente grave en nuestros jóvenes que actúan como zombis bajo el influjo de la tecnología de todo tipo.

“Cuando el clima es demasiado caluroso se quejan, cuando es demasiado frio se quejan; pero cuando está bien, se sientan a ver la televisión.”

Ha llegado la hora en que un nuevo mundo emerge –aún no para la mayoría del género humano- pero signos evidentes nos dan la pauta para nuevas formas de hacerlo todo. Aprovechemos esta gran oportunidad histórica para recrearnos y ser en plenitud, felicidad y armonía.

 

Tú eres el cielo.

 

Despliega las velas de tu barco y ponlas en la dirección de aprovechar el viento a tu conveniencia.

¿No tienes barco aún? Constrúyelo a tu gusto y a tus necesidades con tus propias manos.

 

Autor: Fernando Jorge García Asomoza.   

 

Tzakapu, Michoacan.

 

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Colofón:

 “¿Apostarías tu patrimonio a un pronóstico del tiempo para mañana? Si no es así, ¿por qué debería un país apostar miles de millones en predicciones sobre el calentamiento global que tiene aún menos fundamento?” Thomas Sowell.