domingo, 15 de junio de 2025

Ocurrencias del Señor García... -A vuelo de pájaro-

 

A una mayor altura la vista es más amplia…


Resuelto a tener una mejor visión sobre la realidad mundana el Señor García se puso a cavilar sobre cuál sería la mejor manera de poder percibir los factores que la forman. Decidió encontrar esa forma conveniente de poder apreciar el conjunto y pensó: entre más alto pueda yo contemplar el plano de la realidad más amplia será mi capacidad de conocer todos sus elementos y mejor podré entenderla.

Con emoción y a la carrera se dirigió a su taller para poder comprobar esta teoría.

Después de trabajar un rato en su tablero de dibujo y sacar varias medidas fue a cortar un par de palos de madera, tomó dos tarugos, algunos clavos y dio los últimos golpes de martillo a su nuevo aparato, había construido unos zancos ya que esa era la mejor manera de tener una perspectiva de mayor altura para apreciar lo que sucede en esta bella tierra con tantos locos siguiendo cada uno su propio ritmo de tambor.

Como todos los grandes creadores, muy satisfecho con su teoría y su utensilio; se dirigió a estrenarlo.

Y a la manera de Don Quijote se fue a largas zancadas –nunca más exacto el término- a recorrer el orbe. Lo primero que encontró fue que cada uno habitaba su propio mundo, nada despreciable es esta muy clara apreciación pues le permitió comenzar a comprender porque aún dentro de la misma casa los miembros de una familia jalan cada uno en diferentes direcciones el mantel y así es complicado poner la mesa para dialogar o compartir una comida. Y hábil, muy hábil, para las proyecciones el sesudo Señor García brincó del grupo familiar al barrio y de este a la ciudad, luego al estado y finalmente al país. Claro estaba, muy claro para él, que al habitar cada uno su mundo no conocían el de los demás y así era imposible comprenderse y ponerse de acuerdo para nada. Si un país solito no puede ponerse de acuerdo, ¿cómo se puede pretender que exista una convivencia armónica internacional?

¿Dónde estaba pues el lenguaje? ¿Dónde estaba la buena voluntad? ¿Y en dónde el interés sincero por el semejante se alojaba en cada alma humana?

Muchas cosas más descubrió el inquieto intelecto del Señor García, tantas que hizo un alto para apuntar lo más importante en la libreta que siempre le acompañaba en su bolsillo. Después de unos minutos y menos tinta en su pluma dejó constancia de:

 

Nadie está solo nunca, aunque así lo sienta y lo crea él mismo. 

Sonreír es la primera y más conveniente manera de saludar y comunicarse.

Al conocer mejor a los demás, puedo conocerme más a mí mismo pues somos espejos unos de otros.

Observando a los demás puedo ver como solucionan sus problemas.

Más manos terminan más pronto y descansadamente los necesarios trabajos.

Compartir nuestras recetas de vida nos permite nutrirnos más y vivir más felices.

En el concierto universal cada uno toca su instrumento y debe fijarse bien en la partitura.

 

Todos somos uno y lo mismo.




Autor: Joaquino Calamaro.

  

 

La Mesa del Nayar, territorio Wixarica.