martes, 6 de octubre de 2020

En clave de Sol > ¿Y si nos uniéramos todos?

¡Todos vamos en la misma nave!


La unión hace la fuerza, nos dijeron nuestros sabios papás cuando nos alentaban a protegernos como hermanos. Y los que hicimos caso hemos sido invulnerables. Si esto se da para dos o para cuatro colactáneos, ¿Qué maravillas podríamos ver en un país unido? ¿En un mundo en comunión fraterna?

Si dejamos la competencia los dos equipos –de hecho toda la Liga que participa en el Campeonato- podemos colaborar para anotar puntos en sólo una cesta o en una portería, cambiando el paradigma todos ganamos al colaborar al objetivo común. ¿Suena muy loco? Revísalo bien y verás que no lo es. Competir resta, divide, deshace, disipa las energías y empobrece los resultados finales.

Colaborar en cambio ofrece muchas ventajas.

¿Y qué hacemos con la necesidad de enfrentamos y de vencer? ¿Que acaso los animales no compiten para regentear a la manada y tomar más hembras? ¿Debemos negar nuestra condición animal? Negarla no, dirigirla sí; sublimarla también.

Hace ya un buen tiempo que en las negociaciones más importantes se busca el “ganar, ganar”; con este enfoque al ganar uno ganan todos, dejando atrás el que alguien tenga que perder. Nadie ve mancillada su bandera, es más; la misma bandera pasa a ser común a todos y se enarbola viajando en la más alta posición. ¡Orgullo común a todos!  

Para gastar las energías o la emoción que parezca sobrarnos, ya habrá tiempo y manera para ir a cruzar nadando –o remando- el océano Pacifico, o subir las montañas más altas escogiendo las rutas que reten más la voluntad y el vigor; ahí podremos gastar esas energías que parezca que nos sobran. Pero en el trabajo común –ya sin competencia- el fin será siempre alentador y el logro muy conveniente para todos.

Problemas comunes, resueltos por todos con soluciones comunes empleando el ingenio y la energía del conjunto. Todos contribuyen al buen guiso y todos saborean la rica sopa. ¿Se te ocurre algo mejor?

Bien, sólo es cosa de empezar… 

 

¡Todos para uno y uno para todos!


 

Autor: Fernando Jorge García Asomoza.   

Tzakapu, Michoacan.