Tenemos las cuatro estaciones de la naturaleza.
…y también las de Antonio Vivaldi.
No estas deprimido, estas distraído. Distraído de la vida que te puebla. Con mucha claridad, detalle y contundencia nos lo ha expresado el gran Facundo Cabral.
Estar atentos a la maravilla de la vida en este plano terrestre nos conviene como una prioridad ineludible. Solamente con esa fina atención podremos vivir plenamente y conocer nuestra realidad, darnos cuenta de todas nuestras grandes posibilidades. ¡Somos en verdad seres afortunados!
En cuanto a lo de estar distraído, es importante mencionar que se nos ha provocado y fomentado esa distracción por diseño. Se nos ha distraído siempre, desde la escuela, desde la sociedad, desde la propaganda política, económica, científica, filosófica y cultural. Distraídos somos manejables. Atentos y conocedores de nuestro gran poder y fuerza no podemos serlo.
La vida, la belleza, la armonía, le hablan directamente a nuestro espíritu y nos despiertan para poder ser quienes en verdad somos: seres capaces de crear y lograr lo que imaginemos y nos propongamos concretar. No poco es esto. Por eso se nos distrae.
Estas letras desean provocar una muy sana reflexión sobre la conveniencia de estar atentos a todo, especialmente a lo más importante: nuestra realización como seres autogestivos. Y esta es una tarea permanente, primero para poder hacer los cambios primigenios de botar la basura alojada en nuestra mente que durante tanto tiempo –distraídos, muy distraídos- hemos estado aceptando. Después para entrenarnos en la autogestión; para que todo sea desde nuestro propio centro, libremente elegido y fomentado por nosotros mismos. No es esta una tarea fácil, ni inmediata; requiere un propósito firme. No dejemos pasar más tiempo, hagamos esa faena.
Emerge un nuevo mundo en este tiempo. Y lo hace para que lo diseñemos a nuestro beneficio y conveniencia. Es una llamada como las del teatro antes de iniciar la función. Otra vez vale la pena no distraerse, con gran interés y determinada acción ir a diseñarlo, construirlo y amueblarlo.
Somos muy afortunados. Somos seres creadores de nuestra propia realidad y en esto no hay límites. Por eso nos distraen y buscan mantenernos distraídos.
De niño cuando visitaba la casa de mi maravillosa Abuelita Lupita y le pedía permiso para hacer las cosas que se me antojaban; comer un rico pan dulce o tomar un refresco de su refrigerador, o poder sacar alguno de sus maravillosos juguetes, después de dos o tres veces de pedirle permiso ella me dijo: Sí vuelves a pedirme permiso me voy a enojar contigo, tú puedes hacer lo que quieras. Veo que además de ser mí cariñosa y consentidora Abuelita ha sido también Sabia y Profeta pues expresaba esa maravillosa realidad: ¡Siempre podemos hacer lo que deseamos! De eso se nos ha distraído.
La forma más común en que las personas renuncian a su poder es pensando que no tienen ninguno.
Alice Walker
ÍÎÏÐ Ë ÑÒÓÔ
Autor: Fernando Jorge García Asomoza.
Tzakapu, Michoacan.