domingo, 24 de noviembre de 2013

Sol general

 
El ingenio y la alegre espontaneidad son condimento de la vida

En el parque que está enfrente de mi casa había una banca estratégicamente situada de modo que ningún árbol –de los grandes, hermosos y muchos- que el jardín tenia impedía que la bañara gratamente el sol de invierno. Ahí yo felizmente me calentaba en las mañanas de los días fríos. Un buen día remodelaron el parque y la banca desapareció, me quedó el grato sabor de haberla aprovechado sin desperdicio.

No tengo el mismo sentimiento de provecho y satisfacción con relación al cumplimiento de normas a lo largo de muchos años de mi vida, tanto en la casa paterna, en la escuela o en la sociedad civil. Cumplía con los reglamentos y era yo el que resultaba más dañado de todos y el que aparentemente menos se divertía. Después, a la hora de disfrutar de los beneficios, los míos eran bastante más menguados que los de la gran mayoría que no había cumplido siquiera esos reglamentos; cuando no era yo francamente el reo de mi mismo cumplimiento. A otros por no pagar oportunamente, después de años de incumplimiento les hacían quitas de la mitad o más del saldo pendiente y les condonaban las multas; pero para mí que había cumplido puntualmente, no había el más mínimo descuento. Sí, puedo decir que mi época de cumplimiento ortodoxo y fiel de normativas y bandos no me dejó grandes satisfacciones; me faltó ser más travieso, más espontáneo e ingenioso; hacer diabluras. Una vez más lo aplicado de la escuela tuvo consecuencias non gratas –daños colaterales dicen en la jerga militar- que advertí después por experiencia propia en el campo de batalla.

Ahora me doy cuenta que la vida plena, realizada, es la verdadera y más importante asignatura. Todo en ella es experimentar, conocer, gozar y no hay calificaciones; no hay cuadro de honor. Veo maravillado como se nos presenta el ahora con todas las posibilidades juntas y nosotros en libertad de escoger. No hay manuales, no hay guías, sólo –si acaso- nuestra voz interior que oportuna, sabiamente aconseja, propone. Nada externo es autoridad, todo es un proceso personal e intransferible.

Como podrás darte cuenta me vi obligado a buscar otras bancas, otros lugares para calentarme; para recibir el grato sol en los días fríos. Y entre muchas otras opciones me fui al estadio, a la sección de sol general; en dónde el ánimo bullía y la alegría era la natural consecuencia de un grupo que sanamente se divertía mientras el sol nos calentaba.


Autor: Fernando Jorge García Asomoza

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Así como el eco

 
La vida nos da exactamente lo que pedimos

De la misma manera que el eco, la vida nos devuelve literalmente lo que pedimos; de ahí la conveniencia de saber exactamente lo que realmente queremos y de saber pedirlo correctamente. El universo es literal y no podemos pedir para mañana –dado que mañana no existe, sólo es un concepto-, porque el universo nos entregará lo solicitado mañana; léase: ¡Nunca! Muchos chistes y consejas populares abundan sobre este tema. Me quedo con estos: “Quien no chilla, no mama” “En el pedir, está el dar” “Tú pitarás, mijito, tú pitarás…” (en alusión al niño que le hace un detallado encargo de un silbato a su Papá y además le da en monedas el importe del mismo)

La distracción que abunda en nuestro ambiente y lo poco acostumbrados que estamos buena parte de nosotros a buscar la soledad, la quietud y el silencio que favorecen la introspección, la sana y vital reflexión; hacen que el tiempo pase y que nuestro objetivo no se acerque. Nada es lo que parece en nuestra sociedad global actual, está resulta ser el mejor y único cuento; las fabulas, los aparentes mitos con sus hadas, duendes y magos están en realidad más cerca de la verdad e intentan darnos una pista sobre nuestro verdadero potencial; para recordarnos que no hay imposibles para el espíritu humano que es consciente de su real poder. Haz la prueba y fíjate en todo lo que te han pedido que creas como real: autoridades (políticos, leyes, jueces); economía (bancos, empleos, precios y salarios que tu no controlas; sólo se te imponen); educación (entrenamiento para funcionar con las reglas del poder establecido, cero bien común); salud (mafia farmacéutica que educa y “orienta” a los formadores de los médicos para hacer de la salud un gran negocio)… ¿Sigo? De acuerdo, yo también creo que no es necesario.
Ahora ve para este otro lado: comunidades de autoproducción y autoconsumo; sanadores y equilibradores que ayudan desinteresadamente a los demás e incluso no cobran; apoyo solidario para con las victimas de desgracias políticas y sociales (guerras, bloqueos económicos y tecnológicos, saqueo de recursos naturales), generosa respuesta comunitaria para apoyar a los damnificados por desastres naturales (¿no serán realmente provocados y no tan “naturales”? ¿No te parece sospechoso que casi siempre los afectados son multitudes paupérrimas que están asentadas en territorios de gran riqueza natural?) ¿No ves de este lado verdaderos ángeles, hadas, duendes y magos? ¿No te parece que de este lado las cosas si parecen funcionar? Caray, ¡qué raro! ¿No te parece así también a ti? ¿No será que nos estamos equivocando en llevar la “vida normal” a la que ya nos tienen acostumbrados?
Nuevamente creo que la solución está en la autorresponsabilidad, en hacerse cada uno cargo de sí mismo y en ser autogestivo. Me explico: si cada uno opera desde su conciencia y se hace responsable de sus necesidades, de sus acciones, de sus naturales y legítimos deseos e intereses; no habrá nadie a quien reclamar un no cumplimiento o un socorro no dado. Además será muy fácil darle la mano al hermano que está al lado, quien también ha recuperado la autorresponsabilidad. Estos dos ciudadanos juntos encontraran a su alrededor a la gran mayoría de sus congéneres haciendo lo mismo, tomando a su cargo la vida y todo lo que ella conlleva. ¡Magnífico!

Por lo pronto recuerda que tienes actualmente lo que le has pedido a la vida. Si crees que en tu vida hay carencia o límites, es porque el universo –que a todos complace- te percibe con la mente ocupada en carencia y límites, en dudas sobre poder tener lo suficiente; y eso es exactamente lo que te concede, al casar tus pensamientos con la realidad. Por lo tanto te conviene comenzar a vibrar en frecuencia de gozo, de paz y tranquilidad –sí, aún en medio de las aparentes tormentas- para que al obedecer a tus pensamientos la Matriz Divina te conceda exactamente eso. La mayor parte de los seres humanos bailamos al son que nos tocan, pero nada tiene eso de sorprendente, pues sólo obedecemos al entrenamiento recibido a lo largo de toda la vida; sin embargo el reloj marca ya la hora para un gran cambio, las condiciones están dadas para que cada uno retome su real poder y juntos inaugurar una nueva manera de vivir y desarrollarnos en nuestro mundo.


Autor: Fernando Jorge García Asomoza

sábado, 16 de noviembre de 2013

La respuesta del examen

 
Lo más importante de la vida está en nuestro interior

¡Tengo la respuesta del examen! Nos dijo. Pero no le creímos…

Parece que siempre tenemos que responder exámenes. Ahora por si esto fuera poco se han inventado las certificaciones. Ya nuestro lenguaje perdió sentido, dudamos de su significado y así vamos a la deriva. Esto es muy claro en el ambiente político: “Vamos a ver que nos quiso decir el Gobernador…” o la tristemente célebre declaración del vocero presidencial mexicano de hace unos años: “Lo que el Presidente quiso decir…” Así está nuestra comunicación y por lo mismo nuestra relación interpersonal y comunitaria. No es de extrañar que esto pase si orientamos nuestra búsqueda de lo importante de la vida hacia el exterior, haciéndolo así nunca encontraremos lo esencial.

Siempre estamos cuidándonos, sospechamos de todo el mundo, ponemos rejas, ponemos puertas –y las cerramos-, traemos grandes llaveros que son directamente proporcionales a nuestro miedo. No existe ya la confianza ni en nosotros mismos, ¡qué triste y sintomático es esto! Confiar es un vocablo que parece haber sido borrado del diccionario. Y seguramente ésta es la razón por la cual nuestra inseguridad -nuestro temor- se expresa en nuestro lenguaje cotidiano y no estamos seguros de lo que oímos y tampoco de lo que decimos.
El miedo se elimina con Amor, eso lo hemos escuchado, lo hemos leído en los libros sagrados de todos los pueblos de la tierra; nos lo grita nuestro Yo Interno; ¡pero no le creemos!  ¿Por qué es tan difícil creerle a nuestro corazón? ¿Por qué no hacemos caso de lo que nos aconseja nuestra conciencia?

¿Te parece que el mundo está muy mal? ¿No checa con lo que deseas en tu interior? Deja de guiarte por lo externo, regresa a tu naturaleza intrínseca y rige tu vida por ella; te dará mucha alegría ver y sentir como cambia el mundo cuando tú cambias y eres congruente con tu esencia. ¿Quieres vivir en paz? ¡Se pacífico! ¿Quieres recibir apoyo? ¡Apoya a todo el que se cruce en tu camino! ¿Quieres vivir sin miedo? ¡Ama! ¡Ama incondicionalmente todo! Vive así y cambiarás al mundo, porque el mundo que ves es una proyección de tu mundo interno, de tu mente.

No perdamos el tiempo repartiendo culpas, no hay culpables; ver la culpa es distraerse. Todos tenemos que hacer nuestro trabajo: reconstituirnos desde nuestro interior y vivir en consecuencia, así el mundo será el que deseamos.

Imagínate la maravilla de vivir en franca solidaridad con los demás, imagínate un mundo de cooperación y en armonía. Fer es un utopista, me parece escuchar que dices, quiero hacerte reflexionar que por creer que no es posible, vivimos lo que ahora tenemos. No podemos crear algo en lo que no creemos. Si creemos individual y colectivamente que un mundo que funciona con solidaridad y en armonía es una utopía, continuará siendo exactamente eso.

Todo es posible para el que cree. Cuántas veces hemos sido testigos de que mientras la mayoría creían que algo era imposible, el utopista –el que sí lo creía posible y trabajaba para concretarlo- lograba materializar su idea. Sucedió así que el hombre voló por los aires y por el espacio, navegó sobre y bajo las aguas, se comunico si hilos…  Así se ha construido la historia. Los grandes logros de la humanidad se han debido a los benditos locos que no aceptaron que lo que deseaban lograr era una hermosa utopía.

Y desde el principio nuestro sabio Niño Interior nos dijo: ¡Tengo la respuesta del examen! Pero no le creímos…


Autor: Fernando Jorge García Asomoza

martes, 12 de noviembre de 2013

El cambio es la constante

 
La vida es una permanente mudanza

Permanecer en la inercia nos da una comodidad aparente, en realidad nos está impidiendo crecer y vivir a plenitud.
La vida es cambio, adaptarse a nuevas circunstancias, es un experimentar incesante.
A cada instante nuestro cuerpo se desarrolla, se adapta a las características del ambiente -siempre cambiante- y aprendemos.
Es muy natural resistirse al cambio, éste es siempre nuevo lo que nos produce un lógico miedo a lo desconocido. Precisamente por ser terra ignota es inseguro por naturaleza, no hay manera de planearlo o de abordarlo de antemano. Sólo cuando llega podemos ver lo que nos trae. Por lo tanto si tratamos de dar soluciones a lo nuevo con nuestra experiencia - que fue el aprendizaje de cambios anteriores- siempre nos perderemos la frescura que el cambio nos brinda, las oportunidades que nos ofrece; nos cerraremos a lo medular de la nueva situación. Una buena idea es ser espontáneos y aprender a vivir gozosamente en la incertidumbre, ya que ésta es la naturaleza de la vida.

No nada más nos cambiamos de casa o de trabajo, también cambiamos de ideas, de costumbres, de creencias –aunque estas se caracterizan por ser no muy fáciles de remover- y así al ver las páginas pasadas en el calendario, al escuchar música o canciones antiguas, al ver nuestras fotos familiares; encontramos un registro de ese cambio. Que deliciosas emociones nos trae la solemnidad del reloj de sonería de la casa de los abuelos, o los gritos de la cotorra que alegraba –junto con el sol y las flores- su patio. O una campana de timbre similar a la que tocaban en la escuela. En varias de nuestras grandes ciudades mexicanas aún permanecen entrañables sonidos, pregones o tradiciones que nos hablan de tiempos ancestrales; baste citar al nostálgico silbato del carrito de camotes, la chirimía del afilador, el silbato del cartero, la campanita del nevero, la marimba con la que el porter del carro pullman del tren de pasajeros nos despertaba para invitarnos a desayunar. La estampa del panadero en bicicleta que transporta su cesta de pan en la cabeza haciendo cotidiana gala de un equilibrio digno de un artista circense. Don Chava Flores recordado etnólogo musical de México retrato muy bien estos jirones del pasado en sus canciones, que han quedado como magnífico testimonio de un ayer en donde la vida parecía tener relojes lentos. Hoy todo se hace de prisa y ésta parece quererlo borrar todo con el siguiente cambio. La velocidad del cambio es el signo del presente.
Que importante es aprender a cambiar, adaptarse a la nueva situación para dejar atrás el miedo y comenzar a gozar viviendo en la incertidumbre del cambio. En fin, lo único que parece ser constante es el cambio mismo.


Autor: Fernando Jorge García Asomoza

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los tiempos que corren

 
Todo tiempo es nuestro tiempo


¿Y cómo era en tu tiempo abuelita?

Tendemos a considerar que todo tiempo pasado fue mejor, descuidando que de nosotros depende vivir conscientemente el ahora. El pasado ya no es y el futuro no existe, sólo es una idea y cuando mucho una promesa. Todo es un permanente ahora, ¡sólo eso existe!

Quizá esta idea nos recuerde las nociones de física de la escuela en donde el concepto de tiempo condimentaba las formulas para calcular la velocidad, la distancia, etc. Estamos gobernados por relojes y por agendas. Nuestra comunidad socialmente también se rige por las tradiciones que marca el calendario. Hacemos peregrinaciones, llevamos a cabo comidas rituales; y no son pocos los miembros de nuestra sociedad que trabajan una buena parte del año para fabricar lo necesario para el carnaval, la navidad, las graduaciones, los catálogos de temporada. Buena parte de esas celebraciones ahora no nos dicen nada, pero son una costumbre y las seguimos porque siempre se ha hecho así. De una forma similar basados en soluciones para problemas y tiempos idos, queremos armar y dar armonía al presente.

¡A vino nuevo, odres nuevos! A los tiempos que corren respuestas inéditas, creatividad para innovar en soluciones apropiadas para los nuevos problemas. Establezcamos nuevas maneras de hacer las cosas. Es evidente que en esta línea hay mucho por hacer, pues se necesita una nueva manera de trabajar y producir riqueza, una nueva manera de convivir entre los seres humanos, también es necesario un nuevo trato a nuestra Madre Tierra. Este trato debe ser respetuoso y nutritivo.

Los tiempos que corren nos obligan a replantear nuestra relación como seres humanos en natural y sana interdependencia. Ya demostraron su inoperancia, su insensatez los sistemas basados en el consumo a ultranza y el lucro desmedido. Lo superfluo ha tomado el lugar de lo importante.
Hemos permitido que la inercia nos avasalle, urge reflexionar sobre esto.

Una vez más la distracción a la que nos llama nuestra sociedad de la Tecnología y de la Información, nos saca de la atención a las prioridades de nuestra realización como seres humanos.

El tiempo perdido lo lloran los santos.” Decía mi Mamá.

Todo tiempo es nuestro tiempo, ¡todo el tiempo es ahora!


Autor: Fernando Jorge García Asomoza