Lo más importante de la vida está en nuestro interior
¡Tengo la respuesta del examen! Nos dijo. Pero no
le creímos…
Parece que siempre tenemos que responder exámenes.
Ahora por si esto fuera poco se han inventado las certificaciones. Ya nuestro
lenguaje perdió sentido, dudamos de su significado y así vamos a la deriva. Esto
es muy claro en el ambiente político: “Vamos
a ver que nos quiso decir el Gobernador…” o la tristemente célebre declaración
del vocero presidencial mexicano de hace unos años: “Lo que el Presidente quiso decir…” Así está nuestra comunicación y
por lo mismo nuestra relación interpersonal y comunitaria. No es de extrañar
que esto pase si orientamos nuestra búsqueda de lo importante de la vida hacia
el exterior, haciéndolo así nunca encontraremos lo esencial.
Siempre estamos cuidándonos, sospechamos de todo el
mundo, ponemos rejas, ponemos puertas –y las cerramos-, traemos grandes
llaveros que son directamente proporcionales a nuestro miedo. No existe ya la
confianza ni en nosotros mismos, ¡qué triste y sintomático es esto! Confiar es
un vocablo que parece haber sido borrado del diccionario. Y seguramente ésta es
la razón por la cual nuestra inseguridad -nuestro temor- se expresa en nuestro
lenguaje cotidiano y no estamos seguros de lo que oímos y tampoco de lo que
decimos.
El miedo se elimina con Amor, eso lo hemos
escuchado, lo hemos leído en los libros sagrados de todos los pueblos de la
tierra; nos lo grita nuestro Yo Interno; ¡pero no le creemos! ¿Por qué es tan difícil creerle a nuestro
corazón? ¿Por qué no hacemos caso de lo que nos aconseja nuestra conciencia?
¿Te parece que el mundo está muy mal? ¿No checa con
lo que deseas en tu interior? Deja de guiarte por lo externo, regresa a tu naturaleza
intrínseca y rige tu vida por ella; te dará mucha alegría ver y sentir como
cambia el mundo cuando tú cambias y eres congruente con tu esencia. ¿Quieres vivir
en paz? ¡Se pacífico! ¿Quieres recibir apoyo? ¡Apoya a todo el que se cruce en
tu camino! ¿Quieres vivir sin miedo? ¡Ama! ¡Ama incondicionalmente todo! Vive
así y cambiarás al mundo, porque el mundo que ves es una proyección de tu mundo
interno, de tu mente.
No perdamos el tiempo repartiendo culpas, no hay
culpables; ver la culpa es distraerse. Todos tenemos que hacer nuestro trabajo:
reconstituirnos desde nuestro interior y vivir en consecuencia, así el mundo será el
que deseamos.
Imagínate la maravilla de vivir en franca
solidaridad con los demás, imagínate un mundo de cooperación y en armonía. Fer es un utopista, me parece escuchar
que dices, quiero hacerte reflexionar que por creer que no es posible, vivimos
lo que ahora tenemos. No podemos crear algo en lo que no creemos. Si creemos
individual y colectivamente que un mundo que funciona con solidaridad y en armonía
es una utopía, continuará siendo exactamente eso.
Todo es posible para el que cree. Cuántas veces
hemos sido testigos de que mientras la mayoría creían que algo era imposible,
el utopista –el que sí lo creía posible y trabajaba para concretarlo- lograba
materializar su idea. Sucedió así que el hombre voló por los aires y por el
espacio, navegó sobre y bajo las aguas, se comunico si hilos… Así se ha construido la historia. Los grandes
logros de la humanidad se han debido a los benditos locos que no aceptaron que
lo que deseaban lograr era una hermosa utopía.
Y desde el principio nuestro sabio Niño Interior nos dijo: ¡Tengo la respuesta del examen! Pero no
le creímos…
Así es y a esto se le llama Cocrear, y funciona igualmente para realizar nuestros sueños tanto como para limitarnos, ponernos barreras, miedos e inmobilizarnos. Hay que poner acción creerlo y crearlo.
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