Harto de mentiras
busca la verdad
El Señor García es un buscador nato, le gusta
gastar los zapatos en sus averiguaciones; indaga, investiga y acaba pescando.
Sí, a él le gusta atrapar realidades y sacar de su anzuelo la inmundicia que
las aguas con alguna frecuencia le ensartan en el arpón.
Su paciencia es infinita por eso pesca. Mas sabe
disfrutar cada instante y para eso lleva su pipa y su licorera en el chaleco. “El diablo sabe a quién se le aparece…”
se le oye comentar.
El Señor García se encontró a la verdad desnuda en
medio de un río y se acerco a platicar con ella.
¡Hola Señora Verdad! Y la verdad que no es grosera
ni presumida le contesto: ¡Hola Señor García!
-Qué bueno que la encuentro, y más desnuda, ya que
todos platican de usted y siempre la visten con ropas de todo tipo…
-Sí, me doy perfectamente cuenta de eso, pero como
puede ver yo soy nudista de corazón.
-¡Qué bella es usted!
-Gracias Señor García es usted muy gentil, así es;
soy bella, no podría decir lo contrario ya que no sería lo que soy, no olvide
usted que yo soy la verdad.
Veo que usted no se esconde –le dijo el Señor
García a la verdad- y pasea tranquila por todos lados.
-Sí, no tengo miedo y por eso me ve en cualquier
lugar siempre libre y despreocupada.
-Usted sea dicha (en alusión a su interlocutora) las
conversaciones frecuentemente la involucran, se habla tanto de usted; está en
boca de todos y creo que en realidad muy pocos se han atrevido a verla, muy
pocos la conocen. Quizá la evitan al verla desnuda.
Puede ser -dijo la verdad- ya que ver las cosas
como realmente son es algo que espanta a la mayoría, parece que les gusta
mantener los dogmas con los que han sido educados; ¿no le parece así Señor García?
-Sí, creo que así es… Las personas se han
acostumbrado a ponerse mascaras para sentirse seguras y han terminado quedándose
pegadas a ellas, ¡es triste!
-Es muy confortante conocerla, da usted mucha paz y
descanso al alma.
-Gracias nuevamente Señor García, es usted valiente
y por eso se ha atrevido a acercarse a mí al verme reflejada en el rio, pues en
realidad yo vivo dentro de usted y mi luz a través de sus ojos limpios sólo ha
reverberado en el agua y por eso me ha podido conocer.
El Señor García –que no es tonto- dio un salto a su
interior para ver directamente a la verdad. No sin antes decir como Sor Juana Inés
de la Cruz: “Hombres necios…”
Autor: Joaquino
Calamaro.
Mulino di Tromba d’aria, Ortosertucha.
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