También
por los ojos y los oídos nos alimentamos
Hay
televisores por todos lados. Los hay de todos los tamaños, ahora los hay hasta
inteligentes -¡menuda contradicción!-, inician ya los de pantalla curva y desde
luego elevado costo.
Hace unos meses con el pretexto del apagón tecnológico
el gobierno mexicano regalo pantallas de televisión digital a una buena aparte
de la población, especialmente a los ancianos.
¿Por qué la omnipresente televisión? ¡Cuánta
distracción!
Mucha razón tiene quien ha dicho que en el mundo la
verdadera Secretaría de Educación Pública es la televisión, así es.
Pensar exige esfuerzo, ver la televisión no.
Comprometerse con un ideal, requiere pasión y mucha energía; ver la televisión
no. Buscar la soledad y el silencio del mundo occidental para meditar parece
ser difícil, ver la televisión no; solo hay que encenderla y dejarse llevar…
¡Nada más!
No, no apagues la tele… ¡Porque te me desapendejas! Y quizá incluso, te
llegues a dar cuenta de que: ¡la muerte no existe!
Escrito
en el XXI aniversario del paso interdimensional de
María Cristina Treviño
Valdés.
Autor: Fernando Jorge García Asomoza
Tzacapu,
Michoacán, A los seis días del mes de agosto del año dos mil quince.
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